Mi Peor Enemigo

Mi Peor Enemigo
02 Ago

El otro día estaba un poco resfriado, pero no como para estar en cama. No obstante, sentí una gran rebeldía para levantarme y cumplir con mis obligaciones de un domingo por la mañana. El diablillo rojo me dijo al oído, “es domingo, ¿porque no te quedas un ratito más?”. Y como a todos nos ha pasado alguna vez, acabe levantándome a la hora de comer, ya que la vejiga humana tiene ciertos límites.

Y es que el tal diablillo rojo es portavoz de nuestra bien conocida pereza, de ese enemigo fiero que a veces vence en la batalla. Así es que un domingo lleno de oportunidades desapareció en un chasquido de dedos, como por arte de magia, sin nadie a quien culpar excepto a mí mismo. Con una mezcla de arrepentimiento y autocomplacencia. Tenemos costumbre de no responsabilizarnos de nuestros actos y aún sabiendo que yo era quien realmente estaba detrás de todo, mis emociones buscaban algo o alguien a quien echar la culpa de aquel desliz.  Al cabo de unas horas de levantarme me sentí totalmente irritable, molesto con todo lo que me rodeaba, con el mundo externo en general, buscando culpables acerca de por qué no me había levantado aquella mañana.

Y es que la pereza es uno de nuestros peores enemigos interiores. Un enemigo que oculta miedo a hacer, a decidir y sentir. Por eso me gustaría que hicierais una reflexión sobre vosotros mismos. Coged un papel y un lápiz y resumid cuando fue la última vez que sentísteis en la boca del estómago esa sensación de ligera angustia, de ligero malestar, un malestar que poco a poco va haciendo que todo nuestro alrededor se ponga en contra de nosotros sin saber por qué. Pensar que un día de campo o de playa se puede convertir en una tortura o en una desilusión completa, incluso un gran acontecimiento se ve frustrado por ese enemigo interior que en muchas ocasiones no sabemos ni cómo se llama pero que una y otra vez nos vence, dejándonos sin fuerzas, molestos, enfadados, buscando con quien gastar esa sensación de fracaso, de cabreo que casi siempre o, mejor dicho, la pagamos con los que tenemos más cerca, es decir, con nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestros amigos.

Haced este ejercicio y si os dedicáis suficiente tiempo veréis como encontraréis el nombre de ese enemigo que tiene mil caras, mil nombres, y que siempre está al acecho para amargarnos la vida, para que nosotros seamos los que nos maltratemos a nosotros mismos impidiendo nuestra felicidad, nuestra alegría nuestras ganas de vivir, nuestra felicidad.

Como la cigarra que tiene esa tendencia a la pereza llegando incluso a causarle la muerte, por eso averigüemos el nombre de ese nuestro enemigo interior o mejor dicho cuáles son esos enemigos interiores que nos hacen caer y recaer una mil veces en ese carrusel sin fin de sentimientos negativos hacia ciertas situaciones, que se llenan de agobio miedo frustración cólera rencor odio envidia desprecio ansiedad dolor y muchas más emociones toxicas, no seamos cigarra y hagamos lo necesario para que nuestra vida se convierta en alegría esperanza risas ganas de vivir ilusiones y felicidad.

No seamos cigarra que en su desesperación solo recuerda que en hormiguero donde la hormiga con su trabajo con la virtud de la constancia tiene la despensa de emociones positivas llenas de alegría de ganas de futuro, llena de suculenta comida emocional… donde hay sitios para refugiarse del frio y de la lluvia.

No seamos esa cigarra qua culpa a la hormiga de todos sus males por el simple hecho de que ella trabajo su interior venciendo a esa pereza toxica que lo único que hace es conseguir que nosotros mismos seamos nuestros peores enemigos.